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Las papilla de leche y cereales suelen introducirse un mes después de haber comenzado con la alimentación complementaria. Su función es nutrir al bebé de proteinas y calcio. En sus primeros meses de vida tu hijo recibe los nutrientes necesarios para desarrollarse de manera sana a través de la leche materna. Sin embargo, las reservas nutricionales que produce su propio cuerpo se agotan pronto y la demanda ya no puede ser cubierta a través de la lactancia. En este momento es necesario que tu hijo comience con una alimentación complementaria que garantice su desarrollo. Es por ello que la introducción de la papilla en su alimentación se hace indispensable.
La tríada alimenticia compuesta por leche, papillas y cereales juega un papel crucial en el desarrollo y crecimiento de nuestros hijos. Ellos proveen el equilibrio nutricional necesario que garantiza el correcto desarrollo físico y cognitivo del niño. Al introducir estos alimentos en la dieta del bebé, le estamos proporcionando una gran cantidad de nutrientes esenciales para su crecimiento.
La leche es uno de los primeros alimentos que llega a la vida de un bebé. Ya sea materna o de fórmula, la leche es una fuente rica de proteínas, vitaminas y minerales esenciales, entre los que destaca el calcio. Este mineral es fundamental para el correcto desarrollo de los huesos y dientes del bebé y, por ende, debe estar presente en su dieta diaria.
Las papillas se introducen en la dieta del bebé a partir de los 4-6 meses de edad. Estas suelen ser a base de frutas, verduras y cereales, lo que las convierte en una excelente fuente de fibra, vitaminas y minerales. Además, su textura suave facilita la masticación y digestión del bebé, preparándolo para la transición a alimentos sólidos.
Los cereales son una excelente fuente de energía para el bebé. Además, proveen una gran cantidad de fibra, la cual ayuda a regular el tránsito intestinal. También son ricos en vitaminas del complejo B, las cuales son fundamentales para el desarrollo del sistema nervioso del bebé.
En resumen, la leche, las papillas y los cereales son alimentos fundamentales en la dieta del bebé. Estos le proporcionan los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo y crecimiento, garantizando su bienestar y salud.